martes, 30 de noviembre de 2010

Discurso 25 aniversario Banda Nocturna. Espicha 27-11-2010

Dicen que da igual que amenacen con el hacha. Dicen que da igual que la banda esté borracha. Y es cierto. No solo nos hacen botar, sino que a los que tenemos sangre asturiana, la gaita nos transporta a nuestra tierrina, nos cose las venas a la mar y hace que el corazón lata aún más fuerte, si cabe.

Porque no nos vamos a engañar, eso de poder ir a un pueblo y no escuchar el pachangueo de turno… nos da la vida ¿verdad? Nos gustan las versiones, no podemos negarlo. Pero todos estaremos de acuerdo en que la verdadera esencia de Banda Nocturna son sus propios temas. Cada uno de nosotros, en sus respectivos pueblos estamos esperando ese preciso momento, en que En un instante, la noche se llena de magia. Nos emocionamos con La música que suena, y hasta nos parece divertido ser un Pringao.
Si os soy sincera, escribir estas palabras me costó mucho. No sabía cómo transmitir el cariño, no sólo mío (y sí, en este papel he acentuado la palabra sólo, pese a lo que diga la RAE) sino el de todos los aquí presentes, y el de todos aquellos que no han podido venir, aunque lo deseaban. Porque no nos engañemos, es cariño lo que cosecháis en cada actuación, bolo a bolo. Llegué a pedir ayuda para que me contaran pequeñas anécdotas de cada uno de vosotros y explicarlas aquí, para haceros un pequeño homenaje a cada uno. Pero aunque me reí mucho al oírlas, o al leerlas, que no nos vamos a engañar, El Rincón de Coco del grupo de Facebook es un filón para eso, os voy a decir la verdad. Sabía que llegaría este momento y no sería capaz de leerlas. No sería capaz de recordar la lamparita de Fermín, a Juanjo encendiendo todas las luces y fundiendo generadores, los saxofones de Tony, la droja en el colacao de Luis, las peleas matrimoniales de Josín y David porque uno ronca y el otro no puede dormir, las penas de Gus porque tiene cruzada la profesión con Covi, el marinero y la cupletista, o el corazón de oro de Juan Luis y algo de unos toros en Valencia que me contaron y que, tronco, no me atrevo a repetir. ¿Y qué decir del gran Fran? No hay palabras. Con sus ganas de ir a lavar la furgoneta y que nadie quiera acompañarle, si es que chicos, mirad que no ir con él ni a comer una olla podrida… Pues eso Fran, que todos te echamos de menos y cuando coincide que, en algún pueblo, nos regalas con tu presencia todo vuelve a ser como antes.
Y cómo no hacer una mención a todos los montadores, técnicos de luces y sonido y músicos que habéis pasado por Banda durante todos estos años y que muchos estáis hoy aquí, celebrando estos 25 años de rock.
Esperemos que sigáis juntos ya no otros 25 sino muchos más, y por supuesto que nosotros lo veamos, porque en el fondo, como dice Juan Luis, somos una gran familia. Todos somos Banda.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Ciprés

Impávido ciprés, flecha puntiaguda que el cielo rozas
llanto agonizante que en el silencio explota
susurros, lágrimas, gritos y el desfallecer de una madre.
Miras la escena como un dios olvidado, silencio,
pasa el sacerdote cion su voz quebrada
y bendice en latín la negra caja.
Hombres y mujeres caminan callados
pero no te ven, al pasar a tu lado
todos tienen sus ojos de lágrimas empañados
alguien sostiene a la esposa en los brazos.
Un niño camina en silencio, pensando
y una lágrima cae por su rostro rosado.
Hace frío, ciprés y mueves tus manos
al son del viento, al son de la caja
llevada hacia el nicho con pies cansados
acompañado por llantos, lutos y salmos.
¿Qué ves, ciprés, allá en lo alto?
¿Ves quizás el cariño que le tienen al muerto?
¿Ves paz o ves lamentos?
Ciprés callado que escuchas las penas de los hombres
contesta mis canciones, contesta mis plegarias
dime si lloran por mí o dime si no existe el dolor
ciprés perdido que todo lo ves
dime si mi tumba será visitada alguna otra vez.
- ¡Habla! En este invierno frío
de la imagen del pueblo mío.-
Y el ciprés soñoliento, triste y cansado,
con un llanto de lluvia contestó callado.
Habló de los vientos fríos de invierno
habló de las nieves que lo cubrirían
luego sonrió al recordar el verano
y la amarga tristeza que la primavera traería.
Le habló de las flores entre las tumbas y nichos
le habló de los hombres que sí volverían
le habló de cuidados a la fría roca que sobre él yacía
le habló de la lluvia que se filtra en la tierra
y alimenta al ciprés que alimenta a los pájaros
y que cantan canciones en un idioma extraño
que hace olvidar a los muertos, su triste estado.
Y el de la caja negra sintió alegría al fin
¡pues era cierto lo del paraíso feliz!.


Febrero de 1996 (cosas que se me ocurrían con 18 años... sin retoques, así que espero sepáis disculpar cierta ñoñería...)

sábado, 13 de noviembre de 2010

Laberinto

Ya no escribo para ti. Perdóname, pero es así. Tu carita de niño se confunde entre las sombras, el pasado se ve borroso y nuevos vientos otoñales traen frescas primaveras, malvas, rosas, naranjas y hasta añiles.
Ya no escribo para ti. Otros ojos se clavan en mi espalda y otros labios besan los surcos de mis cicatrices.
Ya no escribo para ti. Otras manos escriben en mi alma canciones de amor inacabadas, perpetuamente rotas, con acordes de mandolina italiana.
Pienso que hace una tarde perfecta de sofá y manta. De chocolate caliente y de cuerpos retozando desnudos bajo un edredón. Y sólo me apetece compartirla con el cielo, como luna que soy.
No sé qué me ha pasado. Me he metido en un laberinto y ya no sé salir. Se me olvidó dejar atado fuera un cordelito que me recordara el camino a la salida y me he enredado, hecha un lío estoy en el centro del laberinto. Y se suponía que yo era Ariadna y tú Teseo, aunque me sienta más como el Minotauro, herida por el propio Teseo, y casi muerta, con el corazón atravesado por mil flechas que ya no sé quién disparó. Quizás fuese Cupido. Ese pequeño hijo de la gran puta. Quizás un Eros envidioso y mezquino. Quizás un látigo que se guardaba el destino, guiándonos a ciegas tras huellas que desaparecen en la arena bajo la marea.
Ya no escribo para ti, no te engañes. Ahora le escribo al cielo, al universo entero. A unos ojos que no saben mirar más que a la luna llena, y que susurran palabras eternas.
Hasta otro agosto febril, sello mis labios y ato mis manos. Ya no habrá más poesía, ni más prosa para ti. Voy a disfrutar de este otoño como si fuera primavera.

martes, 2 de noviembre de 2010

Tarde sutil

Se va la tarde entre risas, hojas que caen y la brisa soplando. Se va la tarde entre la sutil caricia de tu voz y los sonidos del teléfono. Se va la tarde.
Tenemos la música, tenemos el viento, tenemos millones de palabras que decirnos, tenemos silencios y miradas furtivas, tenemos un cable que nos ata al destino.
Se nos va la tarde entre confidencias casi robadas. En hacernos los interesantes y llenar el aire de misterio. El teléfono suena y mi corazón se sobresalta. Sutiles palabras, versos encendidos. Susurros callados, besos dormidos. Se nos va la tarde.
Se va la tarde de otoño y la noche nos sorprende. La luna se cuelga de una nube y se oye un aullido en la distancia. Se nos fue la tarde y yo, me imagino dormida entre tus brazos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Suspiros de verano

Entraste de puntillas,
Cantándome al oído,
Te colaste en mi vida,
Lo hiciste tan sencillo.
Heridas digitales.
Miradas en los bares.
Secretos intangibles,
Mentiras imposibles,
Tu voz a mí unida,
Palabras escondidas.
Canciones y poemas,
Cabecitas huecas.
Y no hay besos robados,
ni sueños de pecado.
Fantasías imperfectas,
Ilusiones incorrectas.
Suspiros de verano,
Abrazos de hermanos.
Y todo está prohibido,
Tormentas y castigos,
Corazones de arena,
Noches de verbena.
Palabras en el viento,
Condena y alimento.