miércoles, 29 de diciembre de 2010

A vueltas con la uve

Verte, que te quiero, verte. Vivo en valles vastos y verdes, sin vértigo ni vanidad...Valiente verdad. Vetusta vehemencia. Vergüenza vetada. Vomitiva violencia.
Vana vida si vivo sin verte. Vuelo vacía de vino y veneno. Viajo al volcán de tu vientre visceralmente. Soy vehemente en mi verdad. Vuelve. Vino en las venas.
Vuelvo a verte vagando por la vida. Vuelvo a venerarte como al viento. Vuelvo a viajar hasta tu vientre. Vuelvo a vaciarme en tu veneno. Visita mi vientre con valentía .Viste mi vulva con vientos de vehemencia. Vacía mi vista de vanidad y violencia, y viaja por mis venas vertidas. Virtud vestida de vicio. Venda que vela mi visión. Volcanes vertiendo virutas de vida. Vértigo que vence a mi valor. Vuela esta vida conmigo... Vestigios de una vida no vivida vuelven a velar mi voluntad. La venda que viola la visión, vacila ante la vehemencia de la verdad. .

Mi vida varía con solo verte. Vertiste tu veneno en mis venas y volé con el viento hacia una vida de verdad. Viajé entre vaporosas virutas y no vacilé, fui valiente. Verano veloz, vetusta y vana voluntad, virtud venial venerarte. Veneno en las venas, vértigo visual. Versos violentos y vacíos, vidas que vagan vacuas. Vinagre como veneno en las venas, vestigios de voluntades vedadas. El veneno de tu virilidad, vuela por mi vientre, venciendo a mi virtud. Nave que vino de vuelta, navega por mis venas convulsas. Volcanes violentos, verdes envidias. Vida. Vislumbras el vientre de tu vanidosa Venus, vestida de violetas y verdes. Veneno violento, el volcán de la voracidad. ¿Verdad o envidia?

Bonus track:
Yo me visto con el violeta de la verdad.
Tú te vistes con el verde de la vergüenza.
Una vida vagaba, y quería viajar.
Viento vencido que no vuela.

Nota: No sé si fue primero el insomnio, o twitter. Desde luego, para mí esta ha sido una noche en blanco, en la que dormí apenas media hora. En blanco para el sueño, en creatividad, considero que ha sido muy, pero que muy productiva. Insomnio se escribe con uve.

Abecedario

Amóla 
brutalmente 
como 
dorada 
espiga, 
febril, 
gentil, 
hábito incólume, 
jadeo kilométrico, 
locura maldita, 
nunca olvidó perdonar, 
quizás responsablemente
sopesó tomar un voluptuoso whisky, 
xenxis y zozobró.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Niebla

Las calles cubiertas por la niebla, densa, blanca, somnolienta. Ella corría mirando atrás de vez en cuando, pero no asustada, sino esperando verlo aparecer como una sombra.
Las hojas caídas de los árboles teñían de marrón el otoño y se desdibujaba la sonrisa de la tarde, encontrándose lentamente con la noche, apagándose, adormeciéndose.

Llegó a la estación cuando aún faltaban 5 minutos para la salida del tren. Dudó si subirse o esperar a la última llamada. Todavía soñaba con que él llegara a impedirle la partida.
Fueron cinco minutos frenéticos, agónicos, que se pasaron en un suspiro. Un revisor pasó junto a ella y le advirtió de que lo que se oía por la desgastada megafonía de la estación, abierta, al aire libre, era la última llamada para su tren. Con lágrimas en los ojos y abriéndose paso entre la niebla, subió al vagón, y se acomodó junto a la ventanilla. Un minuto más. Él tenía que aparecer.

Y de pronto lo vio, salpicando la opacidad de la neblina con su jersey de colores. No pudo aguantar más. El corazón le latió desbocado y su cuerpo, como un resorte, se puso en pie. Bajó al andén de un salto y corrió hacia él. Estaba de espaldas, jugando con el paraguas amarillo, a modo de bastón, repicando en los adoquines alegremente. Puso una mano en su espalda. Él se dio la vuelta despacio. Y entonces ella notó que el corazón se le paraba en el pecho. Otro rostro la recibió sonriente, otros ojos la miraban sorprendidos y otros labios preguntaban amablemente si la podían ayudar en algo.

Desesperada se giró, mirando el tren. Y solo alcanzó a ver la cara que esperaba ver detrás del cristal de un vagón que se alejaba...

La música que podéis oír se titula "La sombra del viento" y es el primer tema de la banda sonora de la novela homónima de Carlos Ruiz Zafón, compuesta por él mismo. Espero que la disfrutéis tanto como yo.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La señora que cultivaba gatitos (colaboración III)

@saulcastillo me ha escrito este cuento, y yo se lo agradezco infinitamente. Él sabe que le quiero pero no se imagina cuánto. Y aprovecho para recomendaros su blog, que es genial: El señor de los mosquitos

Había una vez, en un país muy lejano, una señora que dedicaba sus mañanas a cultivar gatitos. Para ello, utilizaba unas ancestrales semillas que solo brotaban bajo unas condiciones muy concretas.

En primer lugar, se necesitaba una maceta de cerámica fabricada en siglo XIX. Las modernas macetas de plástico no servían, pues no contenían el cariño necesario en su fabricación: solo con altas dosis de dedicación en la maceta, el gatito podría brotar.

También se necesitaba una tierra especial, que había que preparar en la víspera, con los pies descalzos. Se añadía una pizca de orégano y unos cuantos garbanzos, aunque no más de doce. Si algo faltaba o sobraba en la mezcla, los gatitos no brotarían.

Por último, había que tener en cuenta el agua de riego. Debía estar exactamente a dieciocho grados y medio. ¡Y no se podía echar demasiada! En cuanto los garbanzos se desprendieran de la tierra, había que frenar el riego.

Una vez se dieran todas las condiciones, solo cabía esperar. Al cabo de siete cuartos de hora, podrían brotar uno, dos o incluso tres gatitos. Es fácil saber el momento exacto de recolección, pues los gatitos maúllan de hambre nada más brotar.

Como veis, queridos niños, el trabajo de esta señora era tremendamente complicado. Pues sin la semilla especial, la maceta concreta, la mezcla exacta, y el agua a su temperatura; no brotaría ningún gatito.

Los vecinos de esta simpática señora, envidiosos todos ellos, decidieron imitar su quehacer matinal, dado que se sentían indignos sin gatitos en sus macetas. "Pues yo también seré capaz de cultivar gatos como la asquerosa señora ésa", decía uno de los envidiosos vecinos. "Claro que sí, claro que sí", contestaba otra.

Y es por ello que pidieron, de malas maneras, semillas a la señora, que con mucho gusto regaló a cada uno de sus vecinos.

Y a la mañana siguiente, todos los vecinos de aquel lejano barrio de ese lejano país, se dispusieron a cultivar gatitos con los primeros rayos de sol de la mañana. "Ya verás, esto va a ser una invasión gatuna de la hostia", decía un vecino contando garbanzos. "Esa señora asquerosa ya no tendrá de qué presumir", decía otro, que se afanaba en comprobar la temperatura del agua.

Sin embargo, a mediodía, solo en la casa de nuestra protagonista se escuchaban maullidos.

¿Sabéis por qué, queridos niños?

Pues porque aun teniendo la semilla especial, la maceta perfecta, la tierra adecuada y el agua a su temperatura, era necesario algo más para que los gatitos brotaran. Algo, que todos esos envidiosos vecinos desconocían.

Amor.

Sin amor o sin cariño en la tarea, ningún gatito podría brotar en su maceta.

Y es por ello, queridos niños, que no os debéis dejar llevar nunca por la envidia, pues sin amor, las cosas no salen del todo bien. Y colorín colorado, este cuento gatuno e improvisado, se ha acabado.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Ven

Ven.
Acude a mi llamada.
Sílbame si me necesitas.
Sal a la calle y grítalo a los cuatro vientos.
Vámonos lejos.
Secuestra mi alma.
Escríbeme notas y cuélgalas en la nevera.
Llena la casa de velas.
Hazme un camino con pétalos de rosa.
Cubre nuestro lecho con flores.
Ámame sobre todas las cosas.
Llámame ¿necesitas mi ayuda?
Estoy ahí, y lo sabes.
Siempre estoy ahí.
Preparemos las maletas para un mundo nuevo.
Crucemos el charco.
Durmamos la mañana hasta que el sol nos haga cosquillas en la nariz.
Hagamos el amor bendiciendo habitaciones.
Ven.


viernes, 10 de diciembre de 2010

Desde lejos (colaboración II)

 Me dejas sin palabras, @Onirica_ , realmente me has sorprendido gratamente, metiéndote un poco en mi cabeza... es perfecto y te lo agradezco infinitamente. Me has emocionado tanto...


DESDE LEJOS
Estoy en el ombligo de la luna
me vine para verte desde lejos.
Te miro acomodada en mi tribuna
intentando sacarme los complejos.

Te observo a través de la ventana,
aquella que has abierto esta noche;
absorta mi mirada te profana
sin miedo de ganarme algún reproche.

Silente me enmaraño en tu cabello
absorbo de tu cuerpo su perfume,
me aparco de momento por tu cuello
al fin que a tu censura soy inmune.

Con tu cálido aliento me emborracho,
en tus cobrizos ojos me reflejo,
a tus carnosos labios yo me engancho
con tus manos las mías entretejo.

Y rozo levemente con mis dedos
(que llegan disfrazados de rayitos)
tu piel que se estremece alborozada,
colmada por deseos infinitos.

Habiéndote impregnado de caricias
y de besos mutados a luceros,
te arropo con ternuras desmedidas,
también con apapachos lisonjeros.

Más tus sueños los tienes en penumbra
intento verlos pero no me dejas,
será porque no quieres que descubra
que sufres como yo cuando te alejas.

Aquí me quedaré acurrucada
no quiero distraerme ni un momento,
pues sé que cada noche tu mirada
la vas a dirigir a mi aposento.

lunes, 6 de diciembre de 2010

También pudo pasarte a ti (colaboración I)

Muchas gracias a @chavelafe por esta maravillosa colaboración en mi blog. ¡Eres fantástica!.

TAMBIÉN PUDO PASARTE A TI
Antes, yo vivía en un cuartucho polvoriento, con poca luz , pobre y solo. Hasta que, un día, decidí dibujarme la cara, escribir una historia y salir a la calle. Para mi sorpresa fue todo un éxito y desde entonces viví en las mejores bibliotecas del país hasta que, ayer mismo, un extraño estudiante, decidió cambiar mi acomodada vida. Ahora vivo en estaciones de tren, pisos de estudiante, céntricas mansiones, cárceles... en diferentes países, en el Twitter de muchos ordenadores... como el tuyo.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Clímax

Manos entrelazadas
manos ardientes
manos que acarician senos
manos que agonizan
perdiéndose en la humedad de un gemido.
Labios que besan párpados
labios que buscan secretos dormidos
entre mis piernas
labios susurrando te quieros
apagados por el frío.
Piernas atadas a otras piernas
pies helados buscando calor.
Sexo urgente y desesperado
en cada lucha bajo las sábanas.
Ojos perdidos en el cristal traslúcido de otros ojos
pestañas enredadas en las mías
espejo del alma tatuado en mi piel,
deseo contenido durante días
para volcarlo suavemente en mis noches.
Espaldas tersas curvadas por el placer
sentimientos confusos al alba
¿uno más? o mirarnos suavemente...
Lenguas buscándose húmedas y tensas
lenguas lamiendo pezones,
recorriendo tu cuello,
bajando lentamente para recrearse en tu ombligo.
Y seguir el viaje al sur. Clímax.


Lienzo basado en la escultura "Eros y Psique" de Canova.
La escultura puede verse en el Museo del Lovre, París.

martes, 30 de noviembre de 2010

Discurso 25 aniversario Banda Nocturna. Espicha 27-11-2010

Dicen que da igual que amenacen con el hacha. Dicen que da igual que la banda esté borracha. Y es cierto. No solo nos hacen botar, sino que a los que tenemos sangre asturiana, la gaita nos transporta a nuestra tierrina, nos cose las venas a la mar y hace que el corazón lata aún más fuerte, si cabe.

Porque no nos vamos a engañar, eso de poder ir a un pueblo y no escuchar el pachangueo de turno… nos da la vida ¿verdad? Nos gustan las versiones, no podemos negarlo. Pero todos estaremos de acuerdo en que la verdadera esencia de Banda Nocturna son sus propios temas. Cada uno de nosotros, en sus respectivos pueblos estamos esperando ese preciso momento, en que En un instante, la noche se llena de magia. Nos emocionamos con La música que suena, y hasta nos parece divertido ser un Pringao.
Si os soy sincera, escribir estas palabras me costó mucho. No sabía cómo transmitir el cariño, no sólo mío (y sí, en este papel he acentuado la palabra sólo, pese a lo que diga la RAE) sino el de todos los aquí presentes, y el de todos aquellos que no han podido venir, aunque lo deseaban. Porque no nos engañemos, es cariño lo que cosecháis en cada actuación, bolo a bolo. Llegué a pedir ayuda para que me contaran pequeñas anécdotas de cada uno de vosotros y explicarlas aquí, para haceros un pequeño homenaje a cada uno. Pero aunque me reí mucho al oírlas, o al leerlas, que no nos vamos a engañar, El Rincón de Coco del grupo de Facebook es un filón para eso, os voy a decir la verdad. Sabía que llegaría este momento y no sería capaz de leerlas. No sería capaz de recordar la lamparita de Fermín, a Juanjo encendiendo todas las luces y fundiendo generadores, los saxofones de Tony, la droja en el colacao de Luis, las peleas matrimoniales de Josín y David porque uno ronca y el otro no puede dormir, las penas de Gus porque tiene cruzada la profesión con Covi, el marinero y la cupletista, o el corazón de oro de Juan Luis y algo de unos toros en Valencia que me contaron y que, tronco, no me atrevo a repetir. ¿Y qué decir del gran Fran? No hay palabras. Con sus ganas de ir a lavar la furgoneta y que nadie quiera acompañarle, si es que chicos, mirad que no ir con él ni a comer una olla podrida… Pues eso Fran, que todos te echamos de menos y cuando coincide que, en algún pueblo, nos regalas con tu presencia todo vuelve a ser como antes.
Y cómo no hacer una mención a todos los montadores, técnicos de luces y sonido y músicos que habéis pasado por Banda durante todos estos años y que muchos estáis hoy aquí, celebrando estos 25 años de rock.
Esperemos que sigáis juntos ya no otros 25 sino muchos más, y por supuesto que nosotros lo veamos, porque en el fondo, como dice Juan Luis, somos una gran familia. Todos somos Banda.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Ciprés

Impávido ciprés, flecha puntiaguda que el cielo rozas
llanto agonizante que en el silencio explota
susurros, lágrimas, gritos y el desfallecer de una madre.
Miras la escena como un dios olvidado, silencio,
pasa el sacerdote cion su voz quebrada
y bendice en latín la negra caja.
Hombres y mujeres caminan callados
pero no te ven, al pasar a tu lado
todos tienen sus ojos de lágrimas empañados
alguien sostiene a la esposa en los brazos.
Un niño camina en silencio, pensando
y una lágrima cae por su rostro rosado.
Hace frío, ciprés y mueves tus manos
al son del viento, al son de la caja
llevada hacia el nicho con pies cansados
acompañado por llantos, lutos y salmos.
¿Qué ves, ciprés, allá en lo alto?
¿Ves quizás el cariño que le tienen al muerto?
¿Ves paz o ves lamentos?
Ciprés callado que escuchas las penas de los hombres
contesta mis canciones, contesta mis plegarias
dime si lloran por mí o dime si no existe el dolor
ciprés perdido que todo lo ves
dime si mi tumba será visitada alguna otra vez.
- ¡Habla! En este invierno frío
de la imagen del pueblo mío.-
Y el ciprés soñoliento, triste y cansado,
con un llanto de lluvia contestó callado.
Habló de los vientos fríos de invierno
habló de las nieves que lo cubrirían
luego sonrió al recordar el verano
y la amarga tristeza que la primavera traería.
Le habló de las flores entre las tumbas y nichos
le habló de los hombres que sí volverían
le habló de cuidados a la fría roca que sobre él yacía
le habló de la lluvia que se filtra en la tierra
y alimenta al ciprés que alimenta a los pájaros
y que cantan canciones en un idioma extraño
que hace olvidar a los muertos, su triste estado.
Y el de la caja negra sintió alegría al fin
¡pues era cierto lo del paraíso feliz!.


Febrero de 1996 (cosas que se me ocurrían con 18 años... sin retoques, así que espero sepáis disculpar cierta ñoñería...)

sábado, 13 de noviembre de 2010

Laberinto

Ya no escribo para ti. Perdóname, pero es así. Tu carita de niño se confunde entre las sombras, el pasado se ve borroso y nuevos vientos otoñales traen frescas primaveras, malvas, rosas, naranjas y hasta añiles.
Ya no escribo para ti. Otros ojos se clavan en mi espalda y otros labios besan los surcos de mis cicatrices.
Ya no escribo para ti. Otras manos escriben en mi alma canciones de amor inacabadas, perpetuamente rotas, con acordes de mandolina italiana.
Pienso que hace una tarde perfecta de sofá y manta. De chocolate caliente y de cuerpos retozando desnudos bajo un edredón. Y sólo me apetece compartirla con el cielo, como luna que soy.
No sé qué me ha pasado. Me he metido en un laberinto y ya no sé salir. Se me olvidó dejar atado fuera un cordelito que me recordara el camino a la salida y me he enredado, hecha un lío estoy en el centro del laberinto. Y se suponía que yo era Ariadna y tú Teseo, aunque me sienta más como el Minotauro, herida por el propio Teseo, y casi muerta, con el corazón atravesado por mil flechas que ya no sé quién disparó. Quizás fuese Cupido. Ese pequeño hijo de la gran puta. Quizás un Eros envidioso y mezquino. Quizás un látigo que se guardaba el destino, guiándonos a ciegas tras huellas que desaparecen en la arena bajo la marea.
Ya no escribo para ti, no te engañes. Ahora le escribo al cielo, al universo entero. A unos ojos que no saben mirar más que a la luna llena, y que susurran palabras eternas.
Hasta otro agosto febril, sello mis labios y ato mis manos. Ya no habrá más poesía, ni más prosa para ti. Voy a disfrutar de este otoño como si fuera primavera.

martes, 2 de noviembre de 2010

Tarde sutil

Se va la tarde entre risas, hojas que caen y la brisa soplando. Se va la tarde entre la sutil caricia de tu voz y los sonidos del teléfono. Se va la tarde.
Tenemos la música, tenemos el viento, tenemos millones de palabras que decirnos, tenemos silencios y miradas furtivas, tenemos un cable que nos ata al destino.
Se nos va la tarde entre confidencias casi robadas. En hacernos los interesantes y llenar el aire de misterio. El teléfono suena y mi corazón se sobresalta. Sutiles palabras, versos encendidos. Susurros callados, besos dormidos. Se nos va la tarde.
Se va la tarde de otoño y la noche nos sorprende. La luna se cuelga de una nube y se oye un aullido en la distancia. Se nos fue la tarde y yo, me imagino dormida entre tus brazos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Suspiros de verano

Entraste de puntillas,
Cantándome al oído,
Te colaste en mi vida,
Lo hiciste tan sencillo.
Heridas digitales.
Miradas en los bares.
Secretos intangibles,
Mentiras imposibles,
Tu voz a mí unida,
Palabras escondidas.
Canciones y poemas,
Cabecitas huecas.
Y no hay besos robados,
ni sueños de pecado.
Fantasías imperfectas,
Ilusiones incorrectas.
Suspiros de verano,
Abrazos de hermanos.
Y todo está prohibido,
Tormentas y castigos,
Corazones de arena,
Noches de verbena.
Palabras en el viento,
Condena y alimento.

domingo, 31 de octubre de 2010

Demasiado tarde


Demasiado tarde para palabras perdidas,
Demasiado tarde para miradas cautivas,
Demasiado tarde para olvidar quienes somos,
Demasiado tarde para cerrar bien los ojos,
Demasiado tarde para un frente a frente,
Demasiado tarde, sonriendo entre dientes,
Demasiado tarde para que escribas canciones,
Demasiado tarde para albergar ilusiones,
Demasiado tarde para curar esta herida,
Demasiado tarde para la vida.

sábado, 30 de octubre de 2010

El gato de la Banda


Hay veces, que mirarse a los ojos y sonreír, es lo único que se necesita para ser feliz. Respirar, arreglar el mundo entre culines de sidra, y terminar por hablar de música, que es lo que verdaderamente nos une.
¿Sabéis lo que es el amor a primera vista? Ese amor, lo sentí yo por el gato de la Banda. Y mira por dónde, que es mutuo.
No tengo palabras para contar como fue la noche en que nos comimos Gijón entre canción y canción. Con cada recuerdo, mi corazón se llena de emoción, y estos ojillos somnolientos, de lágrimas. El gato, nos acechaba, nos seguía en cada rincón. Primero, las 28 botellas de sidra que iniciaron la noche. Luego, repartió cervezas, y hubo un momento, que desde un rincón, les observábamos, los dos, el gato y yo y entonces me di cuenta que ya era tarde. Ya estaban dentro, muy dentro del alma, cada uno a su manera: Josín, que necesitaba un abrazo. Rocío y David, con la de años al pie del cañón que llevan juntos. Gus, con su recetario para aprender a no hablar de garganta. Juan, emoción pura, como siempre. Bego, junto a él, desde hace tantos años que ya casi ni se acuerdan, valiente, capeando temporales porque ser mujer de un músico no es fácil y además fuerte, yéndose al día siguiente de doblete a trabajar. Y Fermín, mi hermanín de trinos, sin necesidad de hablar para saber en qué estamos pensando. Y las risas. Benditas risas. Yo sé que el gato, nos miraba escondido, de lejos y se emocionaba tanto como yo. Sé que echó de menos a los que faltaban, y que cuidó de nosotros toda la noche.


Fue como estar en familia. Vivir una noche con vosotros y darme cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Y que hay que aprovechar cada minuto disfrutando de cada una de ellas, porque las que dejemos pasar no volverán.
El gato, pasó inadvertido entre tanta risa y tanta complicidad. Nos subimos a la furgoneta, y se coló como un polizón, para ser testigo de excepción de fotos absurdas y ojos rojos por el flash. Luego, me hicisteis cantar, mal, como siempre, pero superé mi temor al ridículo porque estaba entre amigos. Hubo confidencias, abrazos, muecas y llamadas de teléfono a los madriles. Y cuando Morfeo se apoderaba de mí, y se me cerraban los ojos, un brazo hermano que recogió mi sueño y me acompañó a casa.
Se acabó la noche como empezó, casi sin querer. Con promesas de repetirlo pronto y abrazos sinceros de buenas noches. Saldé la noche con dos bajas: la funda de la cámara de fotos y la mitad de un anillo, que me había regalado Jessy por Navidad, y que ha quedado la mar de original, tributo la mitad perdida a una noche con la Banda.
El gato, nos dejó a cada uno en su redil, asegurándose de que estábamos a salvo. Cada uno con sus ilusiones, con sus esperanzas, con sus sueños. Y yo, ilusa de mí, creía que el verano se había acabado una noche de septiembre en un pueblo perdido de Zamora, y el verano nos encontró a la vuelta de una esquina de una calle de Gijón.

viernes, 15 de octubre de 2010

Agua

Agua de mar, sal en mi cuerpo. Gotas de lluvia, alegría en mi rostro. Ríos de mi infancia, lagos de agua helada. Pequeñas fuentes heladas, pozos artesianos que riegan verdes vegas, canales de agua dulce hidratando las huertas de este pequeño pueblo.
Glaciar Perito Moreno de mis lunas de miel, oceános de tu mirada, verdes. Pequeños regueros serpenteantes, balsa de aguas profundas sobre la que nos asentamos. Embalses de barrios de luna, que esconden pueblos abandonados por el paso de los años. Edificios por entre los que paseé, un día de infancia, cuando el embalse se vació por culpa de la sequía.
Goteo incesante que edifica estalactitas que construyen estalagmitas que tras el paso de millones de años erigen cuevas perdidas y profundas surcadas de ríos subterráneos de agua. Hasta el desierto está lleno de agua. Torrentes, tormentas, ciclones, tifones, tornados, vendavales, torbellinos, galernas, trombas, tempestades, borrascas...
Cantidades ingentes de agua  que se desperdician en tantos sitios...
Cantidades preocupantes de agua que FALTAN en demasiados sitios...
Somos privilegiados por amarnos rodeados de agua, somos afortunados por haber crecido junto al mar. Somos bienaventurados por poder abrir un grifo, rectifico, por tener un grifo para abrir, y que de él, salga agua. Y no voy a entrar en el lujo que supone que encima, salga caliente.
 
Hoy, 15 de octubre es el Blog Action Day, donde miles de blogs (con millones de lectores), nos hemos puesto de acuerdo para escribir sobre un tema: el agua. Si quieres más información solo tiene que clicar en los enlaces. En inglés, Blog Action Day y en español Actuable: Blog Action Day.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Versos tristes

Bicicletas viejas en desvanes olvidados.
Juguetes rotos debajo de la cama.
Un teléfono anotado en alguna parte.
El recuerdo. Mordiéndome.

Una hoguera de ropa ardiendo,
junto a la casa.
Humo gris negruzco, que significa despedida.
Cajas de galletas llenas de fotografías
viejas, en blanco y negro,
en sepias descoloridos y formatos olvidados.

Un columpio rojo,
de cadenas aseguradas a las vigas de madera.
Las tardes en el río.
Los churros de los sábados por la mañana,
los pollitos de colores en el mercado.

Coger guindas maldiciendo a los mosquitos.
Parrillas de julio y agosto.
El temor a los toros, en las fiestas,
con nuestros pañuelos rojos atados al cuello.

Y colores, siempre pinturas de colores.
Murales acrílicos, cuadros al óleo.
Y libros, infinidad de libros a mi alrededor,
a todas las edades.
Desde los cuatro años, siempre leyendo.

Colores que pintaron mi vida.
Libros que escribieron mi historia.
Mi infancia entre dos pueblos.
El inicio de mi familia, mis abuelos.

domingo, 10 de octubre de 2010

La de los días de lluvia (dos microcuentos)

1. ‎
- La de los días de lluvia. Ponte esa.

Mi madre siempre me decía lo mismo cuando era una niña. Ahora, soy yo la que doy indicaciones a mi hijo de seis años cuando llueve.

- Daniel, cariño, ponte esa, la roja, la de los días de lluvia.

Daniel ya lo sabe. La cazadora roja. La vieja. La ideal para saltar en los charcos del parque, la que a Mamá no le importa que se ensucie.
2.
La de los días de lluvia. Esa es la cara que traigo hoy al trabajo. Como siempre, mi jefe y mis compañeros se quedan mirándome atónitos, expectantes, yo diría que hasta con una pizca de miedo.

- A ver con qué nos sorprende hoy ésta loca - seguro que piensan.

A mí ya me da igual, después de cinco años, me he acostumbrado. Yo, voy a seguir trayendo al trabajo esta cara cada vez que llueva. Una gran sonrisa de oreja a oreja.

viernes, 1 de octubre de 2010

Trinos

Tumbarme en la cama e imaginar cómo duermes tú. Y tú. Y tú. Y tú. Y tú. Si, ya sabéis quiénes sois.
Pequeñas palabras que alegran mi alma a diario. Os imagino descansando, sobre las camas, colchones de plumas, edredones calentitos, protegidos, tranquilos... yo velo por vosotros.
Durante el día, comparto trinos, comparto ilusiones, comparto miedos, noticias, risas... comparto la vida. Durante la noche, unos pocos velamos por los demás. Yo, por ejemplo, mantengo el rabillo del ojo en el timeline mientras Morfeo intenta engañarme y atraparme en sus redes. Hay días que lo consigue antes, pero entonces, el insomnio de otro ocupa su puesto ante la pantalla, grande o pequeña, y mantiene viva la ilusión.
A algunos, les damos unos días de tregua, esperando, leyendo con atención, viendo si nos gusta lo que escriben y cuando nos queremos dar cuenta, nos han llegado tan dentro que es imposible dejarles marchar. A otros, ni siquiera les seguimos. Leemos sus biografías y pensamos, no me interesa, no lo necesito. Información redundante. Pero otros habrá que piensen lo contrario. Esa es la magia de estos trinos, hay sitio para todos y nunca te sientes solo.
Unos trinan sobre la vida, otros sobre política. Los hay que trinan sobre deportes y apoyan como legión a grandes hombres. Los hay que cuentan sus desventuras, sus alegrías... hay trinos que simplemente, buscan hacerte reír. Y luego, están mis preferidos, trinos que cuentan cuentitos que en vez de cuentos acaban contando sueños. Ironías al cuadrado. Reglas de tres de la literatura. Personajes encerrados en 140 caracteres.
Hay trinos que cuando se silencian, los añoras. Esperas, día tras día, leer unas palabras de ese pajarillo. Y preguntas, indagas... y un día, regresan, con más vivencias que contar, más tristes a veces, más alegres quizás. También ocurre al contrario, cuando no te lo esperas, no sabes que eres un trino querido, alguien especial para alguien. Y eso te sorprende, te agrada, y te ayuda a crear vínculos fuertes con todos esos ruiseñores.
A algunos, les conocías antes, a otros acabas desvirtualizándolos. Y el placer de darte cuenta de que no ha sido un acontecimiento nuevo, ni aislado, sino que se parece más a un reencuentro, es indescriptible. A otros, no les conocerás nunca, años luz de distancia lo impiden. Pero forman parte ya de tu vida... a través de los pequeños trinos, cánticos minúsculos dándote los buenos días y las buenas noches. Contándote noticias del otro lado del mundo, animando días de lluvia, aburridas tardes de domingo, o lunes al sol.
Llevo viajando entre estos trinos algo más de dos años. Y creo que será el viaje más largo que voy a hacer. Me va a llevar toda una vida.

martes, 21 de septiembre de 2010

Bilis e ira

La bilis llega tras la patada en el estómago. Sin avisar, sin miramientos. Ácido intransigente e intolerante. LSD febril.
El dolor me retuerce,  me sumerge en un éxtasis de locura. Cada gota de sangre, cada rastro de sudor entremezclado, y el olor de la furia... Me incorporo, casi sin pensar. Soy una fiera en la selva, observando a su presa. Soy un monstruo insaciable.
Me da igual todo lo demás. Sé que ahora la patada la voy a dar yo. Y no en el estómago precisamente. Me enerva la ira. Ni siquiera sé por qué nos enzarzamos en la pelea. El olor a sangre me excita, me enloquece. Y el sabor de la bilis hace que sienta aún más odio.
Lanzo el golpe con todas mis fuerzas. Acierto en el blanco. Suciedad imperante en la atmósfera. Creo que le he roto un par de dientes. Si, los escupe, escupe sangre también.
Ahora tengo que aguantar su embiste, su contrataque. Lo peor es no saber cuando va a llegar, siempre al acecho, se esconde y ataca cuando menos lo esperas. Te sorprende cuando más indefenso estás.
Puta vida, siempre me coges por sorpresa.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La luna me sabe a poco

Las noches que no hay luna, son noches raras, oscuras y siniestras. Las noches que no hay luna son noches perdidas, extrañas de sí mismas, sencillamente dolorosas.
Asomarse a la ventana y mirar el cielo negro, recuerda las negruras de los mares eternos, de los océanos perdidos, de la inmensidad constante del universo. Asomarse a ese cielo, es ser consciente de lo pequeñito que es uno. No está la luna para recordarnos que hay algo cercano y accesible a ese lado. Asomarse a un cielo sin luna es sentirse irremediablemente perdido. Chiquitito. Insignificante.
Luego están las estrellas, tililantes, lejanas, burlándose de una, riéndose cada vez que un humano intenta adivinar a la distancia que están. Ellas, ajenas a todo, se sienten superiores. Y lo son, allá en lo alto.
Las noches que la luna crece, poquito a poco, camino a la plenitud de su ser, aumenta poco a poco mi entusiasmo. Sé que solo tendré que esperar unos días para ver la farola gigante reinando en el cielo.
Las noches que, en cambio, mengua... son tristes y depresivas. Ves como la ilusión que desbordabas con la luna llena se extingue, se evapora, huye...
En mi, es cierto eso de que la luna afecta mi estado de ánimo. En todos los sentidos. La luna llena me encuentra pletórica, insomne, me sube la líbido y la energía fluye tal como si me encontrara en plena adolescencia. Mi corazón late desbocado. Tengo ganas de hacer cosas, sobre todo, explotar mi parte creativa. Pintar, escribir, fotografiar... da igual que sea invierno que verano, me siento bien.
Luego están esas noches, sobre todo estivales, en que la luna me sabe a poco. Necesito más. Te necesito a ti. Necesito tus manos recorriendo mis recovecos, tus labios besando mis secretos. Necesito que me mimes y que juntos, nos burlemos de las estrellas devolviéndoles la pelota y nos preocupemos de las fases de la luna. Necesito música alta, vibrando en mis venas. A veces, incluso me entran unas ganas locas de salir corriendo, quemar toda mi energía bailando, saltando, gritando. Necesito música en directo. Solo así recupero la cordura.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Ya está todo dicho

Sed. Frío. Susurros. Odio que me digas que grito, porque a tu lado, es cuando más evito hacerlo. Y lo sabes.
Hubiera preferido que en lugar de dejarme a la puerta de la casa y huir como si hubieras visto un fantasma, te hubieras atrevido a decirme: Si, siempre ha sido así. Y siempre será.
Pero supongo que para ti está todo dicho ya. Crees que soy lo suficientemente inteligente como para interpretar cada una de tus palabras y saber exactamente lo que quieres decirme, pero a veces, me vuelvo un poco loca.
A veces me gustaría poder sentarte delante de una taza de café, o de una cerveza, y escucharte. Escuchar todo aquello que me dices con miradas e indirectas y que nunca sé si es mi imaginación la que planea por la mentira, o son tus cúmulos de verdades las que parecen una amalgama de falsedad. Necesito que me lo aclares.
Nunca me han gustado las princesas, nunca he querido un príncipe azul. Me bastaba con el caballo y el paje, me sobraba, nunca he necesitado más. Pero mirarte me provoca dolor y los kilómetros dudas. Y entonces, me desnudo de sensatez, arrojo mi cordura por la ventana y deseo con fuerza que aparezcas, me cojas de la mano y me secuestres, me lleves lejos, te olvides de todo lo demás y solo importemos tú y yo.
Así, solo así, sería la única manera en que todo estaría dicho.

viernes, 27 de agosto de 2010

Rap de la alegría

Hoy, releyendo viejos relatos, me choqué de frente con uno de los primeros raps que me dió, en el verano de 2005, por escribir. La tontería en sí, me duró poco, el tiempo suficiente para darme cuenta que puedo rimar bastante bien, pero mi voz de cazalla no daría el pego. Y ningún rapero tiene el ego tan pequeño como para tomar prestadas las letras de otro. Reconozco que se me da mejor la prosa, me siento más cómoda y además, no duele tanto. La rima, la poesía, duele. Siempre que me ha dado por ahí, los versos me han salido más tristes, más cargados, más nostálgicos. Tanto "Verbo auxiliar ser" como "Teléfono roto" son pruebas de ello. Incluso en "Rutina que estás en mi cuerpo" se adivina. Rimar mata.

No he estado sola el tiempo suficiente
como para dedicarte el rap de la alegría
¡mírame! yo no soy una cría
paso de estos juegos
de milongas sin salida
quise tenerte, quiero tenerte
pero huyes por la vía
rápida del dolor ajeno,
nunca creí que me vieras
como si fuera veneno.
Paso de todo, olvidarte será duro
pero tengo bastante autoestima
que me sacará del apuro.
O ¿acaso crees que no podré?
y que sufriré
estoy harta de raperos infantiles
que se creen algo
otros como tú pasaron ya a un letargo
largo que parece invierno
los escondí en mi memoria
ya no les dedico versos
creí que tú podrías sacarme de este infierno
llamado Castrocalbón
y acabaste actuando peor
que aquel otro cabrón
que se creía un león
y no pasaba de lobo.
Sé de sobra que no eres ningún bobo
pero piensa en lo que siento
no ha sido un juego
¿he sido sólo una puta nueva experiencia?
examina tu conciencia
aún no entiendo de qué huyes
no te pido nada, solo paciencia
acabar lo que empezaste aquel día
es por eso, este rap de la alegría.
Un beso, un abrazo, una caricia
siempre tan light, sin malicia
como antes
aquellas miradas incesantes
¿dije que pasaba? rectifico
o corroboro lo que digo
ya no sé, me haces dudar
¡entiéndeme! fuiste tú quien inició esto
con un solo dedo
no hizo falta más
y aquí estoy escribiendo versos
recordando tus abrazos
y comiéndome los sesos
por hacer bien, por representar
este rap de la alegría.

Ironía, agosto de 2005



Y entonces, al leerla, me ha venido a la cabeza una tontería que solía repetir yo por aquella época, cuando la persona que lo sabe todo de mí andaba preocupada por que parecía que iba a abandonar el rock por el rap. Yo le explicaba que son compatibles, y sigo creyéndolo, pero ella temía por mí y por mi salud mental.

- Ave maría purísima.
- Sin pecado concebida.
- Padre, confieso que he pecado.
- Cuéntame, hija, ¿qué te atormenta?.
- Padre... he vuelto a rapear.

domingo, 22 de agosto de 2010

Noches de sidras y rosas

Quiero, quiero y no puedo. Me acerco, me alejo, patino. Soy sutil. No quiero asustarte. Digo cosas que comprendes solo tú. Y tú las dices para mí.
Sueño, tengo pesadillas, me desespero. Vivo en la incertidumbre de perderme en tus ojos, de ser tu elegida, de que me ames en silencio, en la distancia, a lo largo del tiempo. A través de los años. Siempre estás ahí, pase lo que pase. Y le pese a quien le pese.
Hoy trataré de acostumbrarme a tu ausencia, luchando para que tu cara no se mezcle con otras caras, deformándote. Hasta que vuelvas. Hasta que beber sidras deje de significar Asturias para traer tu rostro a mi mente.
Y rosas, muchas rosas. En mi cabeza, un lecho con pétalos de rosas. Y nosotros abrazados, fuerte muy fuerte. Fundiéndonos para siempre. Para que nunca te vayas. Para anclarte a mi, a mi mundo. Para que podamos ser nosotros mismos, acabar con todo. Para que mirarnos fijamente a los ojos sea lo lógico, lo normal, lo que deseamos hacer a cada minuto.
Para que sentir nuestras manos, una junto a la otra, o sentir nuestros brazos pegados, nuestros pies entrelazados, nuestra alma conectada, no sea doloroso y cruel.
Sé que hubieramos querido querernos. Pero no nos dejaron. Sé que hubieramos querido compartir confidencias, ilusiones, ciudad. Pero la vida, nos dio tantas vueltas que acabó engulléndonos como una serpiente. Maldita sea, que dirías tú.

jueves, 12 de agosto de 2010

Caída libre

Me he tirado en paracaídas
y no se ha abierto
debería renunciar a volver
a tirarme en paracaídas.
Sentí el dolor de la caída,
y el miedo,
y la emoción al tirarme,
y en mi fuero interno
turbio, desaforado, negro
sé que volvería a caer
sin pensar, sin saber, sin mirar.
Oscura venda en los ojos.
pálpito intenso de mi corazón ajado.
Zozobré, americé.
Peleé contra las olas
y me ahogué.

martes, 10 de agosto de 2010

Las 4.11

Una tras otra, las horas caen, arrasan mi sueño, deslizan mi alma hacia la locura. Una tras otra, las horas atacan mi mente, obtusas, negras, despiadadas.
Sueño, despierto, intento volver a dormir.
Sueño, alimento ilusiones, fantasías, deseos vanos y desesperados.
Caigo de nuevo en un duermevela intenso, con pesadillas donde tu cara y la música se entremezclan, me anestesian, me consumen.
No puedo dejar de mirarte. Te veo, en lo alto, para mí siempre estás en lo alto, en un pedestal. No puedo dejar de adorarte. Tan chiquillo, tan tierno, tan irónico hasta contigo mismo...
Me miro dentro de tus ojos y me entra sed. Me angustio, porque no puedo beberte. Me aniquilan las hormonas, el calor... malditas convenciones sociales, maldito ruido en mi cabeza.
Mañana, las Lágrimas de San Lorenzo caerán sobre nosotros, raudas, fugaces, quemándolo todo. Ojalá quemaran también el mundo, lo arrasaran y nos dejaran tendidos,a ti y a mi, Adán y Eva de un nuevo horizonte.

sábado, 7 de agosto de 2010

Las horas

Una se pasaría horas y horas viendo el reflejo de la luna sobre el mar. Observando estrellas temblar en el cielo. Abrazada a un imposible entre la niebla. Charlando junto a un amigo al lado de una botella de vino. Contandole confidencias a una amiga, tumbadas en una cama o ante eternas tazas de café. Paseando por la playa con la mar lamiendo mis pies. Aspirando el humo dulce junto a una guitarra que vibra por Camarón. Indagando entre las historias de Poe, Wilde, Kafka... oyendo graznar a las gaviotas tumbada en la arena, viendo el sol ponerse una tarde del mes de abril.
Una se pasaría horas y horas besando una boca húmeda y tierna por primera vez. Luchando bajo las sábanas por ser el ganador en el juego del amor. Destripando el sentido de una frase filosófica, planteada por un singular profesor. Durmiendo a pierna suelta la siesta bajo un pino, lejos del sol abrasador de agosto. Imaginando, en un coche, con la música a tope, que estoy en un concierto. Fotografiando caras amigas y paisajes casi olvidados.Abrigándome con una manta junto a alguien deseado y sentir su cuerpo temblando al lado del mío.
Una se pasaría horas y horas compartiendo risas con seres queridos. Buceando en el mar de la pasión. Identificando objetos volantes en el cielo. Arreglando el mundo con utopías en buena compañía hasta el amanecer. Respirando la paz de un cementerio un lunes por la mañana, cuando aún no hay nadie que rompa el silencio.
Una se pasaría horas y horas viendo llover a través de la ventana. Viendo nacer un potrillo o un ternero o un niño.
Una se pasaría horas y horas mirando tu rostro dormido. Escribiéndole versos a la luna. Escuchando a un amigo hablar sobre amor, sobre la vida, sobre la muerte. Visitando iglesias para intentar comprender, visitando mezquitas para admirar, visitando sinagogas para casi llorar, visitando por último a un psicólogo que me sepa explicar qué le ocurre a la gente. Los locos son los demás.
Una se pasaría horas y horas escuchando a un sabio hablar. Mirando a un niño reír. Sintiendo tu cuerpo sobre el mío y tus manos en mi rostro, siguiendo con tus dedos el contorno de mis labios.
Una se pasaría horas y horas mirando un teléfono, esperando que un oído amigo me quiera escuchar. Cultivado un huerto. Acariciando a un perro. Haciendo un muñeco de nieve. Suspirando.
Y escribiendo, sobre todo, escribiendo.

lunes, 2 de agosto de 2010

Extraña

Hoy, me he sentido extraña de mí misma. Ausente, vacua, etérea. Hoy, he tenido miedo y lo he aceptado. Hoy he sentido que una parte de mí, caía al abismo, entonaba un canto tenue y libraba una batalla con la razón. Una parte de mí, odiaba el pasado. Otra parte, amaba el futuro. Y ambos están hechos de la misma materia inerte, sobria y fría. Lo que cuenta es el presente.
Y el presente, mi presente... será que es agosto, será que hace demasiado calor, será... que me desespera la soledad. Amarte sin tenerte, buscarte entre las luces de las farolas mientras camino, odiarte por callar, por analizarlo todo, por creer que cada palabra de las que escribo son luceros para tu camino.
No siempre escribo por ti, ni para ti.
Hoy por ejemplo, sin sentido alguno, era para otros ojos. Unos ojos que llevan clavados en el alma de mi conciencia un tiempo. Prudencial. No conozco más que esos ojos, y me han revelado toda su alma, a través de la palabra, del pensamiento abstracto, virtual, real y humorístico de su -y aquí se va toda la lírica- mundo blogosférico. He sucumbido a su prosa, a su humor y sobre todo, como negarlo, a que se acuerda de mí de vez en cuando, sin conocerme, sin haber visto siquiera mi redondo ombligo. Y me dedica 'pío píos'. Esos ojos, unos cuantos años más jóvenes que yo, me parecen inteligentes, sensibles, poéticos.
Por segunda vez en mi vida he visto la edad como barrera. Y luego -soy como soy- me he dado cuenta de que es un arquetipo, un espejo en el que se mira la sociedad y que yo siempre acabo por romper.
Y luego me pregunto si no estaré idealizando esos ojos porque me recuerdan vagamente a otros. Soy psicóloga, dicen que lo analizo todo por deformación profesional. A mi misma, también.
Y eso me ha acabado por traumatizar, porque ahora a cada cosa que me gusta, le saco parecidos razonables con otras cosas, del pasado, mira tú por donde. ¿Pero no era un lugar inerte, sobrio y frío? si, era eso. Lo malo es que mi mente -absurda e impávidamente- se empeña en hacerlo tan agradablemente cálido...
Sé de todos modos que esta extraña sensación de admiración que sientes por un desconocido cuando sus opiniones, mordaces, son similares a las tuyas, acaba por desaparecer con el tiempo. Y si no desaparece, se convierte en un guiño secreto de complicidad. Y punto. No soy de idealizar, ya no. Demasiadas primaveras en la espalda y demasiadas decepciones me han hecho aprender que lo mejor, siempre, es no idealizar a nadie. Comprender y querer por los defectos casi más que por sus virtudes suele ser la mejor opción. Quiero decir que si los defectos que alguien pueda tener, los soportas con facilidad, ahí está la clave. Las virtudes pueden corromperse o ser disfraces.
Así que, extraña de mi misma, me he dejado llevar por los recuerdos y también por las ilusiones del futuro y he decidido escribir una mezcolanza de sentimientos, sensaciones, nervios en la boca del estómago, palpitaciones del corazón, para contar este batiburrillo de mentiras.

viernes, 30 de julio de 2010

Teléfono roto



El teléfono callado me recuerda
horas calladas
el sonido apagado me recuerda
silencios nerviosos, no reciclados.
El teléfono no suena.
Necesito oír el ring.
El teléfono ha perdido
sus sonidos encandiladores
sus notas chirriantes
que me traian noticias de seres queridos.
El teléfono ha enmudecido
no habla, no canta
no toca para mí.
Los nervios están a flor de piel
pero el teléfono no suena.

Imagen gracias a stock.xchng Image License Agreement.

jueves, 3 de junio de 2010

Incoherencias



Tengo que ser incoherente para encontrar mi propia coherencia. Darle vueltas a todo para seguir encontrándome a mi misma. Liando la madeja. Asesorando batallas lúdicas de asquerosos puritanos. Regocijándome en mi propia desdicha. Desnudándome.

Mis compañeras de estudios

Las cositas que me acompañan cuando tengo que hincar los codos...



jueves, 20 de mayo de 2010

1billionhungry.org

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viernes, 14 de mayo de 2010

La banda sonora de nuestras vidas


De cría, los fines de semana que nos íbamos al pueblo, los recuerdo subiendo o bajando el Pajares, medio mareada, y en el dial de la radio, fútbol. Por aquel entonces, el Carrusel no "existía". Mandaba García y yo solo me acuerdo de Javier Ares y poco más. Era pequeña y me mareaba en el coche. Pero entonces entré en el instituto. Con unos 14 años, pardillina yo, lo único que me hacía vivir eran los fines de semana de fútbol. Ir al Molinón a ver a mi Sporting, que por aquella andábamos en primera y llevarme la radio, para escuchar Carrusel.
También oía El Larguero y llegaba a clase con cara de sueño, pero discutía con mis compañeros de fútbol, en aquel entonces, a pocas chicas nos gustaba el fútbol.
Pasaron los años, me tuve que ir a estudiar fuera, a Salamanca, a la Universidad. Pero la radio seguía ahí. Recuerdo los esfuerzos que tenía que hacer para contenerme y no encender la radio, y estudiar, sobre todo los sábados y domingos previos al final de liga. Recuerdo tablas de embutido y queso y unas cervezas, y siempre, siempre, la voz de Paco animando la tarde, las risas, el fútbol.
Siguieron pasando los años y la banda sonora de mi vida seguía llena de Carrusel. Compré un piso, iba allí los domingos con mi novio (ahora marido) a ver si conseguíamos ver al Sporting por internet. El Sporting andaba entonces en los infiernos, pero tu Oviedo, todavía peor. Nadie mejor para inventarse lo de las capitales de provincia con equipos en Tercera para hablar de ellos. No lo reprocho, a mí me parece bien. Si no tiramos por la tierra, ¿quién lo va a hacer? Me decían en Salamanca que los asturianos, mucha piquilla, mucha rivalidad, pero que en cuanto salíamos de Asturias, nos uníamos como cemento. Pues claro, la tierrina tira. Ye guapina, ye especial.
Es como en esto. No hay camisetas, colores, escudos ni banderas que valgan. Te han demostrado su apoyo, lo que te quieren, gentes de infinidad de puntos de España. Da igual el equipo, da igual la división. En esto, estamos todos juntos, contigo. Porque tenemos algo en común, tu voz, la radio, el fútbol. Porque muchos hemos crecido contigo.
Pasaron unos pocos años más. Nos casamos, nos hicimos una casa. El Carrusel sigue con nosotros, sigue componiendo la banda sonora de nuestras vidas. Nos planteamos tener hijos que aún no han llegado, y siempre, siempre, de fondo Carrusel. Hijos que creíamos que crecerían con tu voz, como nosotros. Hijos que pensábamos que aprenderían de fútbol y de la vida, escuchando Carrusel y riéndose. Y que empezarían a hablar diciendo esas tonterías que repetimos ya en casa, como si fuerais de la familia: un brazzo, si entra es gol, bakalá kalá… que se cachondearían o asustarían en función de las predicciones que hicieras, que se hiciese el gracioso gritando Holaaaaa Holaaaaaa, como hemos hecho todos alguna vez…
Ahora tantos años después, el Carrusel sigue a mi lado. De la Morena, no. Prefiero irme a la cama a leer un buen libro. Han cambiado muchas cosas en la radio nocturna. Ya no me da las buenas noches Pepe Domingo, un hombre que consiguió hacerme llorar una noche de Larguero en el Jovellanos, cantando “Dime paxarin parleru” después de habernos leído su particular visión de la jornada, su resumen de la noche. Y yo ahí, sentada en las butacas, en directo. Ese día El Larguero acabó a las 2 de la mañana. Yo todavía lo disfrutaba, cosa que no me pasa desde hace varios años, motivo por el cual he dejado de oírlo.
Pero no es sólo eso. Vuelvo a Gijón, de vez en cuando, a ver a la familia, y sigue habiendo una radio en cada habitación de la casa, sintonizada en la SER. Se sigue viendo el fútbol con el volumen de la TV quitado y Carrusel de fondo. Se sigue discutiendo con buen ánimo de los penaltis, fueras de juego y tarjetas de cada partido. Nos seguimos riendo cuando Fyby, la cocker de mi madre, se larga a la cocina cuando habla Morata. Seguimos cenando los domingos bocadillos para no perdernos el partido del plus, pero siempre con Carrusel.
No puedo ni quiero pensar que se haya perdido eso. No puedo ni quiero pensar que una de las personas a quienes yo consideraba uno de los mejores periodistas deportivos españoles ya no esté al frente de Carrusel. Ojalá todo quede en una bakalá kalá. Ojalá todo se reconduzca, y no solo vuelvas tú, Paco, sino también la primera hora que hemos perdido.
Lo más importante de Carrusel, en el fondo, no era el fútbol. Tú mismo reconociste una vez, que en los partidos aburridos era cuando mejor os lo pasabais. Lo más importante de Carrusel era el buen rollo que transmitíais, llegando a enganchar incluso a personas que no les gusta el fútbol. El cachondeo, las risas, la participación de los oyentes… todos los cuales formamos una gran familia. La familia de Carrusel.
Ánimo Paco, pase lo que pase, estés donde estés, vayas donde vayas, estaremos contigo.