lunes, 20 de diciembre de 2010

Niebla

Las calles cubiertas por la niebla, densa, blanca, somnolienta. Ella corría mirando atrás de vez en cuando, pero no asustada, sino esperando verlo aparecer como una sombra.
Las hojas caídas de los árboles teñían de marrón el otoño y se desdibujaba la sonrisa de la tarde, encontrándose lentamente con la noche, apagándose, adormeciéndose.

Llegó a la estación cuando aún faltaban 5 minutos para la salida del tren. Dudó si subirse o esperar a la última llamada. Todavía soñaba con que él llegara a impedirle la partida.
Fueron cinco minutos frenéticos, agónicos, que se pasaron en un suspiro. Un revisor pasó junto a ella y le advirtió de que lo que se oía por la desgastada megafonía de la estación, abierta, al aire libre, era la última llamada para su tren. Con lágrimas en los ojos y abriéndose paso entre la niebla, subió al vagón, y se acomodó junto a la ventanilla. Un minuto más. Él tenía que aparecer.

Y de pronto lo vio, salpicando la opacidad de la neblina con su jersey de colores. No pudo aguantar más. El corazón le latió desbocado y su cuerpo, como un resorte, se puso en pie. Bajó al andén de un salto y corrió hacia él. Estaba de espaldas, jugando con el paraguas amarillo, a modo de bastón, repicando en los adoquines alegremente. Puso una mano en su espalda. Él se dio la vuelta despacio. Y entonces ella notó que el corazón se le paraba en el pecho. Otro rostro la recibió sonriente, otros ojos la miraban sorprendidos y otros labios preguntaban amablemente si la podían ayudar en algo.

Desesperada se giró, mirando el tren. Y solo alcanzó a ver la cara que esperaba ver detrás del cristal de un vagón que se alejaba...

La música que podéis oír se titula "La sombra del viento" y es el primer tema de la banda sonora de la novela homónima de Carlos Ruiz Zafón, compuesta por él mismo. Espero que la disfrutéis tanto como yo.

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