Una tras otra, las horas caen, arrasan mi sueño, deslizan mi alma hacia la locura. Una tras otra, las horas atacan mi mente, obtusas, negras, despiadadas.
Sueño, despierto, intento volver a dormir.
Sueño, alimento ilusiones, fantasías, deseos vanos y desesperados.
Caigo de nuevo en un duermevela intenso, con pesadillas donde tu cara y la música se entremezclan, me anestesian, me consumen.
No puedo dejar de mirarte. Te veo, en lo alto, para mí siempre estás en lo alto, en un pedestal. No puedo dejar de adorarte. Tan chiquillo, tan tierno, tan irónico hasta contigo mismo...
Me miro dentro de tus ojos y me entra sed. Me angustio, porque no puedo beberte. Me aniquilan las hormonas, el calor... malditas convenciones sociales, maldito ruido en mi cabeza.
Mañana, las Lágrimas de San Lorenzo caerán sobre nosotros, raudas, fugaces, quemándolo todo. Ojalá quemaran también el mundo, lo arrasaran y nos dejaran tendidos,a ti y a mi, Adán y Eva de un nuevo horizonte.
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