1.
- La de los días de lluvia. Ponte esa.
Mi madre siempre me decía lo mismo cuando era una niña. Ahora, soy yo la que doy indicaciones a mi hijo de seis años cuando llueve.
- Daniel, cariño, ponte esa, la roja, la de los días de lluvia.
Daniel ya lo sabe. La cazadora roja. La vieja. La ideal para saltar en los charcos del parque, la que a Mamá no le importa que se ensucie.
2.
La de los días de lluvia. Esa es la cara que traigo hoy al trabajo. Como siempre, mi jefe y mis compañeros se quedan mirándome atónitos, expectantes, yo diría que hasta con una pizca de miedo.
- A ver con qué nos sorprende hoy ésta loca - seguro que piensan.
A mí ya me da igual, después de cinco años, me he acostumbrado. Yo, voy a seguir trayendo al trabajo esta cara cada vez que llueva. Una gran sonrisa de oreja a oreja.
1 comentario:
no será envidia...
yo la tendria fijo.
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